jueves, 2 de septiembre de 2010

Dibodobadito

es una de mis frases favoritas de Don German Dehesa, mi cronista de la vida favorito y no lo digo nada más porque hoy murió; nope, lo digo porque siempre lo he dicho.
Y ahi les va otra: traía un post cocinándose en mi cabeza desde hace como una semana acerca de por lo menos 3 personas que me encaaanta leer por su estilo de platicar la vida. Su forma de escribir es tan sabrosa que siento que estoy sentada con ellos echándonos un cafecito; y por supuesto el más grande para mi de esos cronistas es German Dehesa.

Mi (prima)hermana R lo sabe muy bien. Cuando tenía yo suscripción al Reforma - que se los juro pa lo único que yo la usaba era para leer La Gaceta del Angel - seguido le mandaba (pirateado, dibodo) por mail la que me pareciera más cotorra en la semana.
Noijo esque las carcajadas que me echaba yo leyéndolo... no no no. Pos ora tendré que releer todos sus libros porque se los juro que si voy a extrañar su voz, sus modos, sus frases, sus chistoretes, sus recordatorios de que hoy toca y su conteo diario de impunidad de Montiel y otros raterillos.

¿Sabían que era Cáncer? Sip, del 1º de Julio. ¿Apoco no se le notaba? Amante de su hogar: México; describía su casa a cada rato - esa morada de piedas y flores; cuando hablaba de sus hijos se le llenaaaaba la boca....

Pa los que me conocen en persona saben que asi hablo yo, tal como me leen; pero para mi es ooobvio que mucho de mi estilo (o falta de) para escibir está influenciado por el grandísimo Charro Negro. 
Sigh... pocas veces la muerte de una figura pública me pega, pero hoy si se me salieron las lagrimas... y como ya se me cerró la garganta por chillona mejor los dejo con su última columna de La Gaceta del Angel. Pirateada. Del Reforma. Dibodobaditos.
 

El corazón y sus figuraciones
Germán Dehesa
25 Ago. 10
Creo que no les he contado que estoy enfermo, seriamente enfermo. Tengo cáncer, pero hasta ahora la enfermedad no me ha producido ningún dolor insoportable. Trato de vivir sobre las puntitas de los pies, pues en mis delirios, imagino que si casi no hago ruido, la enfermedad no se va a percatar de mi presencia y me permita colarme a la vida que es a donde me gusta estar. Como quien dice, mi vida es casi secreta y su único nuevo rasgo que yo detecto es la impaciencia. Así pues, no tiene ningún sentido que me saluden de lejecitos, ni que me saquen la vuelta, ni ninguna patochada de ésas. Nadie tiene idea de cuándo será la terminación cronológica de mi vida, pero calcula la ciencia médica que esto ocurrirá hacia los finales de este año. Espero distribuir generosamente entre el personal médico billetes de muy alta denominación, de modo que este plazo se vaya ampliando, por lo menos, hasta 2020. Si se puede obtener más, ahi lo dejo en manos del gobierno. Tengo mucha confianza en que nuestra burocracia acuse recibo de la solicitud en 2018, lo cual nos da margen para seguir resollando. Lo que desde ahora les puedo asegurar es que, mientras pueda yo menear la pluma y no comience a decir puros despropósitos y marihuanadas, aquí me tendrán siempre a sus canijas órdenes y a sus pies, si no les rugen, como solía decir la inmortal Borola Tacuche de Burrón.

Me molesta casi tanto como a ustedes, este tipo de artículos donde tengo que ponerle luto a mis palabras y no sacarlas a pasear para que se asoleen que es lo que a mí más me gusta; pero dibodobadito, tarde o temprano los médicos logran llevarte a sus terrenos y ahí es la de no te entumas y no le saques, manito. Por esas latitudes transito yo en la actualidad. Me entusiasma saber que, gracias al talento de sus madres, mis hijos son gente de bien, con buena orientación en la vida y totalmente a la guapachosa altura de su herencia veracruzana. Todos son estudiosos, trabajadores y con magnífica inteligencia que, donde primero y mejor se muestra es en el buen humor que los cuatro manifiestan, caiga quien caiga.

No me estoy despidiendo. Yo espero que falte mucho como para que ocurra algo tan ingrato. Como en el teatro, esto es apenas la primera llamada, primera. Ya sé cómo se las gastan los lectores de por aquí y no me sorprendería que, a la vuelta de unos días, me tope con gente que diga que, el mero día del Bicentenario me voy a suicidar en el Zócalo gritando leperadas en contra de un gobierno y de un sistema que premia cada vez más a la idiotez y no suele ser justo con la inteligencia. No, yo no voy a hacer nada de eso para celebrar o denostar a este sistema del que, por lo demás soy miembro activo y no quiero jamás dar la impresión de que me doy de baja. Lo que sin duda ocurrirá es que el sistema me dé de baja a mí, pero ése ya es otro cantar.

Voy terminando. Este artículo y sólo este artículo. Yo tengo que guardar reposo por algunos días, pero muy pronto volveré a vestir mi uniforme azul y oro y a sembrar el pánico por todas las canchas de la República. Ahí me los encontraré. Mañana nos vemos. ¿Entendido?.

¿QUÉ TAL DURMIÓ? MDCCCLXXVII (1877)

¿Alguien ha visto a MONTIEL?. Cuando lo pierdo de vista, me viene como el soroche.


Cualquier correspondencia con esta columna llena de figuraciones, favor de dirigirla a dehesagerman@gmail.com (D.R.)

"Gracias quiero dar al infinito laberinto de las causas y los efectos." 
                                                     - German Dehesa

1 comentario:

  1. Dibodobadita, se nos fue. Y no, no eres la única a la que se le cerró la garganta y se le salieron las lágrimas. Dejo el teclado pa' agarrar el kleenex.

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